El proyecto trata de la construcción de un edificio escolar que se sitúa en la comarca del Urgell (Lleida) entre los núcleos de La Fuliola y Boldú. 
El emplazamiento se realiza en un solar trapezoidal situado en medio del parcelario agrícola y limitado en el Norte por una carretera y en el Sur por un antiguo camino: el camino real. Con la posición del edificio se propone la apertura de una calle que une la carretera y el camino rural. 
El edificio se desarrolla de modo lineal sobre la parcela alargada dando fachada en toda su totalidad en la nueva calle. 
La composición se divide fundamentalmente en dos contrastados volúmenes de voluntad abstracta. El primero, opaco, de piedra del lugar, contiene el gimnasio, los vestuarios y el acceso principal. 
El otro volumen, de ladrillo pintado de blanco, aparece dispar ante la pesantor del volumen pétreo.
La linealidad se enfatitza con las hiladas de ladrillo. Los agujeros de fachada se agrupan en un gran vacío rasgado, la disposición continua del cual asume el programa del edificio y, junto con el escalonado del volumen, pierde gravidez para desaparecer entre la niebla. Se elude cualquier noción de escala, para acentuar todavía más su voluntad abstracta.