La propuesta se configura a través de un juego de dos volúmenes prismáticos ligados por un pórtico metálico. Este pórtico, configurado como un entramado tectónico, proporciona identidad al proyecto y adopta un rol multifuncional: ejerce de bisagra entre los espacios interiores y exteriores, articula el programa más público del centro, asegura la privacidad de las salas de espera y gradúa el control térmico a través de la sucesión de filtros y elementos vegetales.

Este espacio intermedio dota de calidad a los espacios interiores y alivia el impacto sobre el paisaje existente.

El conjunto se integra en el entorno y se aleja de la domesticidad de las edificaciones vecinas.

El pórtico entre ambos volúmenes, incorpora vegetación que colabora en el control térmico, protección solar y privacidad. Este elemento se repite como pérgola para ordenar la zona verde anexa.

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